TAMARA, LA NIÑA QUE QUERÍA SER BRUJA... (Segunda parte).



Dolores había tenido un aborto espontáneo, de hecho ella no sabía que estaba embarazada, tenía 8 semanas de gestación. Una noche sintió un dolor muy fuerte y fue al baño, y descubrió sangre, fue al doctor y le dijeron que había abortado, Raúl estaba en el trabajo y nunca se enteró de nada, Tamara había estado durmiendo en casa de su abuela esos días porque según ella, quería aprender a cocinar. Dolores pensaba que nadie sabía lo del aborto, más que el doctor que la atendió y ella. Por lo cual, cuando escucho a su hija decir que ella había provocado su aborto, no hizo más que llorar, pero aun así nadie la interrumpía. Por alguna razón querían escuchar como terminaba todo.

“La noche que discutimos, yo me metí a mi recamara muy enojada y tome la foto de mi abuela y le pedí que me llevara con ella, lloré mucho hasta que me quede dormida, cuando desperté estaba en una casa, rodeada de árboles, no había nadie en la casa, pero había comida en una estufa de leña. Pasaron 2 horas y yo salí a caminar, no veía nada, solo árboles. Al poco tiempo llegó una señora mayor y me dijo que si ya había comida, que me dejó comida en la estufa, yo le dije que donde estaba, que como había llegado ahí, que donde estaban mis papas. La mujer me dijo que era mi tía, que era hermana de mi abuela, que ella me había llevado a su casa, yo le dije que mi abuela tenia años muerta, que era imposible y como si no me hubiera escuchado, comenzó a caminar hasta el tronco de un árbol grande ahí dibujo una puerta con los dedos y entró. Desde adentro me llamaba con la mano, pero ya no era ella, era una mujer joven con el cabello largo y piel blanca, inmediatamente entendí que estaba con una bruja conocida de mi abuela. Una vez, yo tuve un problema con un muchacho, me gustaba y le mande un carta, el leyó la carta y la botó, yo me enoje muchísimo y le pedí a la abuela me ayudara a castigarlo, una mañana mientras yo estaba en el baño mi abuela me hablo para decirme que era lo que tenía que hacer para vengarme y me dijo que si algo salía mal, me podía ir a Hidalgo a buscar a la Tía, que era de confianza y que ella me iba a ocultar. Por eso cuando vi que ella era una bruja, supe quién era y la seguí. Adentro del árbol había una especie de salón, bien arreglado, grande, había 4 sillas grandes en un altar y había imágenes de mujeres y hombres tallados en las raíces del árbol. Todo se iluminaba con velas y ya adentro me explicó que mi abuela había ido por mí en la noche y que me había dejado ahí para que te preparara, me preguntó si estaba segura y le dije que si”.

Dolores interrumpe a su hija y le dice que por favor le jure por Dios que lo que dice es cierto, que no lo está inventando para zafarse.

-No puedo mamá, Dios no me ha perdonado. Pero créeme que es la verdad.

“Por varios días fui tratada muy bien, la mujer me contaba todo lo que yo quería escuchar, me mostraba cosas que me hacían pensar que estaba en el lugar indicado. Hasta que un sábado, me pidió que me desnudara y me vendara los ojos, lo hice y me pidió que caminara a su lado, comenzamos a caminar por el bosque, yo escuchaba sus pisadas cortas hasta que deje de escucharla, sentía que caminaba sola, no sentía miedo, pensaba que era un prueba y seguí caminando mientras se me enterraban los pies en las ramas secas y las piedras. Cada vez hacia más frio, y no veía pasar luz entre el vendaje que tenía en los ojos, los ruidos de animales eran cada vez más hasta que escuche un rio. Me quite la venda para no caminar hacia el rio, estaba desnuda y hacia mucho frio, si yo caía al agua me podía dar hipotermia. Cuando abrí los ojos no veía nada, estaba rodeada de árboles y había neblina, mi miedo era muy natural, comencé a gritar pidiendo ayuda, quise rezar y no podía, no recordaba ninguna oración de las que ustedes me enseñaron cuando era niña, decidí caminar de regreso por donde venía y no llegaba a ningún lado, sentía que daba vueltas en círculo hasta que vi una luz. Era la luz de un candil que flotaba y parpadeaba, quería que la siguiera. Seguí la luz hasta que vi fuego, eran antorchas prendidas y habían 7 mujeres que se movían simultáneamente alrededor de una fogata, una de ellas apago la fogata con agua y del humo salió una persona con túnica agarrando a una cabra que cantaba, era una figura alta, y las mujeres se le acercaban a tocarlo, las 7 mujeres se denudaron y comenzaron a tocarse de manera sexual, la figura se descubrió y era un hombre muy alto, brazos largo, estaba desnudo, y de la nada comenzaron una orgia. Todas parecían disfrutar, yo quise irme de ahí, en busca de la casa de la bruja que me recibió pero me daba miedo alejarme y no volver a encontrar a nadie. Cuando deje de escuchar los gritos y gemidos volví a asomarme y las mujeres estaban recostadas sobre la tierra y el hombre no estaba. Me acerque a ellas buscando calor, me moría de frio y ellas tenían ropa y antorchas, cuando ya estaba cerca una de ellas se levantó y me dijo: Tú no puedes estar aquí, regrésate ya tendrás tu oportunidad, le pedí una frazada para taparme y cuando me la dio vi el cuerpo de un niño pequeño ahí tirado, muerto. Tome la frazada y camine lejos de ahí impactada con lo que había visto, estuve caminando hasta que amaneció y pude encontrar un camino, lo seguí y llegué hasta una especie de parquecito hecho con banquitas de madera, me senté a descansar lo pies hasta que me encontró una mujer y me ofreció ir a su casa, tenía miedo, frio, estaba cansada y sin más acepté. Ya una vez en la casa, se presentó conmigo como Núa, me dijo que había pasado con éxito la primera noche, pero que por ninguna razón volviera a acercarme a las demás brujas después de que ellas terminaran su encuentro. No lo tenemos permitido. Entendí que era bruja también y que había sido enviada para ayudarme. Pase 2 noches temblando y con dolor de pies, Núa me daba un té que me hacía dormir”.

“Al tercer día le pregunte quien era el hombre que había salido del humo de la fogata y porque había un niño muerto bajo las ropas de las demás. Ella me dijo que El señor de la oscuridad les pide sangre de niños varones para poder darles poderes a las brujas, que eso que vio fue a las brujas dejando entrar al demonio en sus cuerpos, que algún día a ella le tocará formar parte de ese ritual. Núa lleva 2 años preparándose como sacerdotisa, que es como una especie de maestro de ceremonias en las fiestas de brujas. Al cuarto día me llevó de regreso a la casa de la mujer que me recibió y ahí me dejó. La mujer había cambiado su actitud, ahora era fría, grosera y me insultaba si yo le hacía preguntas, una noche vi como de un brinco salto a la rama de un árbol y agarraba un tecolote para morderlo. Parecía un animal devorando a otro animal. Yo ya tenía miedo, esto no era lo que me platicaba mi abuela, donde estaban los animales con los que hablaba, donde estaban las historias sobre magia, no había hecho más que sufrir desde que había llegado. En las madrugadas la escuchaba invocar demonios y ofrecer la vida de familiares a cambio de fuerza y poder. Hasta que un día llegó con un niño dormido en sus brazos y me obligó a hacerle una felación mientras dormía, fue lo peor que había hecho en mi vida. Esa noche se fue caminando con el niño dormido a causa de un té de yerbas y me dijo que no la siguiera o me iba a pasar lo mismo, cuando regresó, estaba sola y en las manos sostenía un trapo lleno de sangre, mismo que metió en una olla, le agrego yerbas y la puso a hervir”.

“Esa noche decidí huir, yo le reclamaba a la abuela el haberme dejado ahí con esa mujer. Esperé que se durmiera y me salí, más o menos recordaba el camino por el que llegue desde casa de Núa y caminé apresurada en esa dirección. A medio camino me perdí y me encontró la bruja, me regresó a punta de golpes, me metió al árbol y ahí me amarró”.

“Al otro día llegaron más mujeres y comenzaron a golpearme, me tiraban cera encima, me cortaban con sus uñas, se reían de mí y me decían que me iban a dar un escarmiento por querer abandonarlas”.

Tamara lloraba de recordar las torturas que sufrió a manos de las mujeres que la tenían encerrada.

“Una noche llegó una mujer acompañada de un niño y me obligaron a tener relaciones con el niño, el niño lo disfrutaba, de hecho me hacía cosas que no eran propias de alguien de su edad, después de eso se fueron y me dejaron ahí desnuda sangrando y llorando. Yo trataba de hablar con mi abuela, pasaba las noches gritando su nombre, quería que me hablara que me dijera como salir de ahí, pero las brujas se burlaban de mí  y me decían que ahí ella no me podía escuchar, que yo no iba a poder hacer lo que ella había hecho”.

“Estaba muy triste y día a día perdía la esperanza de regresar. Fue una noche mientras dormía, que alguien me soltó y me guió por el bosque hasta el parque con bancas de madera que ya había visto días atrás, era Núa, ahí me dijo que tenía que irme de ahí, que ella me iba a ayudar pero que no tenía que volver”.

“Núa me conto que mi abuela, la había iniciado, era su protegida y que gracias a ella, pudo ser considerada como aprendiz de sacerdotisa. La familia de Núa había muerto en una balacera, su papá vendía drogas y su mama era prostituta, la abuela clara la recogió y la llevo al bosque a que la cuidaran, en ese tiempo la abuela iba seguido a las reuniones con las brujas y llego a participar en algunos aquelarres de manera activa, pero después de que yo nací dejo de ir y se dedicó a cuidarme, la última vez que fue lo hizo para hacer un pacto, de que ella iba a perder niños para que las brujas los encontraran y los ofrecieran al maligno, pero solo le dieron hasta mi cumpleaños 13, después de eso, ella iba a ser totalmente normal, que por eso murió tan de repente. Me explicó que el árbol funciona como un portal, que entrando al árbol, entras al bosque que la gente normal no puede ver, y del cual solo algunas brujas pueden entrar y salir, que el día que llegue caminando a ese lugar pude salir del bosque de las brujas y seguí caminando ya en el bosque real y por eso llegue a las bancas en las que estábamos sentadas, que a ella la habían mandado a buscarme  para regresarme. Que las demás brujas no pueden salir y entrar al bosque más que por el árbol y que el hecho de que yo pudiera las había molestado. Le pregunté a Núa porque habían llevado a un niño a violarme y me dijo que como yo era virgen en el mundo real, tenía más valor en el mundo de las brujas, que le hecho de hacer el amor o tener algún contacto sexual con un infante significaba un pecado y por lo tanto la pureza de los niños se acababa, esos niños que me llevaron no iban a ser ofrecidos, iban a ser transformados, los convertían en animales para que cuiden de ellas en el bosque. Me advirtió que cuando me fuera me iban a buscar, que necesitaba protección para mí y para mi familia. Que la abuela usaba protección mediante ritos muy convencionales, que cuando quería comunicarse con alguien sin que las brujas pudieran escucharla, tenía que cerrar ventanas y puerta de la casa, poner polca a buen volumen, la música polca debido a que el sonido de los instrumentos que originalmente componen ese género generan melodías que distraen a las brujas y evitan que usen sus poderes cerca de la música, según Núa ese método lo usaban en Europa del este en el siglo XVII para alejar a las brujas que bajaban de los Cárpatos en busca de recién nacidos. Que mi abuela usaba una biblia abierta en  Lucas 11:14, que era lo que le permitía hablar sin que la escucharan, mientras ella hacia eso la casa era completamente segura. Que cuando necesitara decir algo de esto a alguien usara las mismas técnicas”.

“Después de hablar con Núa, me arropó en el cobertor que traía puesto, que supuestamente tenía un olor tan repugnante que las brujas no me iban a seguir y me dijo que tenía que llegar sin pedir ayuda a nadie. Me despedí de ella y me dijo que me deseaba suerte, pero que no me hiciera ilusiones, me dio indicaciones para llegar rápido a la carretera que lleva a Mineral del Chico, cerca de Pachuca y que de ahí ya era cosa mía. Tarde semanas en poder llegar hasta aquí caminando pero primero pase por casa de la abuela y ahí me dormí, por la mañana me despertó un perro y no sé si fue un sueño o producto de mi imaginación pero el perro me habló y me dijo que tenía que llegar a mi casa y protegerlos a ustedes, que ya no tenía perdón ni de Dios ni del Diablo, que ahora era una lacra y que tenía que encontrar la manera de solucionarlo. Y así fue como llegue aquí”.

Dolores y Raúl se quedaron sin palabras por varios minutos, hasta que Tamara les dijo que la tenían que encerrar en un psiquiátrico, que los medicamentos que ahí les dan a los enfermos tienen la capacidad de anular sus funciones cerebrales correctamente y que eso evitaría que ella tuviera pensamientos y sueños que pudieran atraer a las brujas y que ellos tenían que irse de esa casa y comenzar de nuevo, pero sin ella. Que ahora entiende porque de repente ver mujeres en la calle que parecen estar perdidas, que se refugian en alguna droga para no pensar y para hundirse en alguna especie de vacío mental, que ahora entiende a todas esas mujeres que duermen afuera de una iglesia con la esperanza de ser perdonadas por sus pecados. Que ahora ella es una de las tantas que deambulan por las calles.

La familia de Tamara se gastó hasta el último centavo en tratamientos psiquiátricos, no creían del todo la historia de Tamara, pero no tenía rastros de droga en el cuerpo, pensaban que la muerte de la abuela Clara había creado en ella una historia alterna que ella tomo como real y que en un momento de lucidez les pidió que la internaran para combatir sus demonios.

Hoy en día, Raúl y Dolores tienen otro hijo, ya no tienen el restaurante, lo perdieron, viven con la pensión de Dolores y Raúl dejo de trabajar y se dedica en cuerpo y alma a su hijo. Dejaron de pagar el hospital en el que estaba su hija y lo último que supieron fue que la dejaron salir y que anda vagando por las calles sin rumbo. En su casa siguen teniendo la biblia abierta en el mismo versículo, como una especie de protección. Cada año dejan en la tumba de doña Clara una caja con comida y zapatos de mujer, con la esperanza de que Tamara los tome y tenga al menos algo que comer y no se destruya más los pies caminando descalza. 

ARM.

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